Hace tiempo, tantos como cuentos se inician por "Erase una vez", sonó por primera vez el silencio de una lágrima ahogada por una sonrisa, algo que nadie vio pero que recorría el interior de una cabeza.
Tanto tiempo como hace de la última vez que sonreí pensando en mi misma, tanto como la espera a que irrumpas tu silencio, tanto como añorar sus manos tocando los lunares de mi espalda...
Tal vez ese "tanto" debería cambiarse por un positivo "a diario" pero soy de (malas) costumbres y el dolor es el sentimiento más fuerte cuando se habla de sentir, nada causa más pasiones e iras, sentimientos encontrados de tristezas y alegrías, porque nada deja tanta marca como el daño, y nada hace tanto daño como tenerle miedo a la felicidad.
¿Seré masoquista?
Ahora toca aguantar, seguir sonriendo, dejando que el dolor me recorra por dentro y nadie lo vea, dejar a mi esperanza a oscuras y que sostenga su vela sin que se apague, porque si se queda sin luz.. si pierde su llama, estará perdida. Toca aguantar sin que la gente vea que me quedo sin fuelle, sin ganas de luchar, sin que nadie note que estoy rota por dentro.
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