martes, 18 de marzo de 2014

EL IRÓNICO MUNDO DE MI CABEZA.

" La casualidad casi siempre nos da lo que nunca se nos hubiese ocurrido pedir"




Queridos drogolectores y demás entes que pasáis por mi blog: Hola de nuevo.

Hoy estoy aquí porque quiero confesarme, bueno, quiero, más bien... LO NECESITO URGENTEMENTE. Necesito contaros mi día de ayer, porque ha resultado tan perturbadamente esclarecedor en ciertos aspectos, que asusta.


Esta mañana me levanté cansada, dispuesta a ir a la biblio, pero mi acompañante se puso mala, así que me puse con el proyecto y debido a esto, con una crisis de ansiedad y un problema informático... Bienvenida, querida Quime, a la aventura de las tecnologías 2.0 cuando urgen cosas importantes. Si tuviese un circo, me crecerían los enanos... Gracias a dios que no lo tengo.

El día no fue mucho a mejor, sino todo lo contrario, a media mañana surgieron unos problemas familiares de esos que hay en todas las familias y que todos tapamos con silencio, porque es muy bonito aparentar de cara a la galería que todas las familias son perfectas, cuando está claro que ninguna se salva y todas tienen sus más y sus menos.

Para terminar con la mañana, llamó una amiga íntima de la familia para decir que se había muerto su padre. Estoy escribiendo esto a la llegada del tanatorio, no estoy muy inspirada ni boyante, lo siento.

Mi Quimera interna empezó a rondar las cajas de Pandora que tengo cerradas con llave y escondidas en lugares donde yo sólo sé con intención de abrirlas. Son cajas con recuerdos dolorosos, con recuerdos de gente que ya no está, con momentos que nunca se volverán a repetir... Ese tipo de momentos que no tocas porque cuando reaparecen te hacen sentir perdida.

Y me encontré en casa, sola con el miedo a mis pensamientos, a las 3 de la tarde con ganas de llorar. Es irónico y curioso el miedo que tengo de mi misma y de dejar salir lo que hay en mi cabeza de paseo. Es terrible los destrozos que me causan cuando aparecen, las secuelas que me dejan... En fin... UN CAOS.

Intenté minimizar el volumen de los gritos de la caja de pandora que fui abriendo sin querer el tiempo que estuve sola con la tele, llamando a mi novio, con una peli, música... Nada funcionaba.

A ver, mi novio está a más de 2000 kms de mi, no estoy pasando por un buen momento y necesitaba un abrazo fuerte, las cosas ahora mismo son más negras que rosas y sé que es por mi culpa, por mi culpa, porque mi vida es tan caótica... Que cuando hablé con él, conseguí que se enfadara, la relación cada vez está más fría y tengo menos ganas de hablar con él... No me iba a dar el abrazo que tanto necesitaba.

Realmente no necesitaba un abrazo, sino un ruido que me sacara de mi ensimismamiento, de los gritos terroríficos de mi cabeza, pero hay 2000kms de distancia... Y de quien realmente quería el abrazo era de mi vecino. Alguien que está a 8 metros, que cuando me habla me para el tiempo y me crea una tensión sexual importante, de las que hacía tiempo que no sentía.

Pero hoy no estaba para mi. Sé que es una persona ocupada y eso me gusta, me gusta que esté pero no esté, que me haga sonreír a última hora de la noche y que todo se acabe ahí. Encontrármelo de vez en cuando y listo. Que me de un vuelco el corazón porque se acuerda de mi en un día de fiesta, etc. Pero para él era más importante hoy escribir la letra de una promesa que poner silencio a mis miedos.

Tras muchas súplicas por fin una luz salida de mi pasado y de la nada, me hizo feliz. Me abrazó, me habló y me hizo reír durante hora y cuarto, si, sólo 75 minutos, y creedme, fueron más que suficientes para ponernos al día y quitarme mis penas.

Veréis, hace 3 años que conozco a esa persona y es genial, es el tipo de persona al que me niego a ver por lo que me hace sentir, pero que resulta que siempre está ahí, a una llamada de distancia y el tiempo de llegada a donde esté y no me había dado cuenta por el tipo de relación que tenemos. Resulta que nuestra relación siempre se ha basado en sexo, y sexo del bueno, la verdad, así que el hecho de que no lo hubiera fue muy raro pero genial.

MORALEJA: Me he dado cuenta que la distancia no es un número, ni 2.000kms ni 8 me van a hacer feliz, simplemente hay que saber estar y eso poca gente sabe hacerlo. Mi cabeza seguirá gritando un par de días hasta que se me cruce algún tipo de cable que apague la luz y recoja y esconda lo que no debía haberse abierto, mientras tanto... Toca sobrevivir.

Sed felices drogolectores.


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